El miércoles, día 6 de marzo, ha quedado para la posteridad gracias al encuentro literario que ha acaecido en el IES Monterroso dentro del programa promocionado por el Ministerio de Educación, para promover el contacto y cercanía entre escritores y alumnado de los distintos institutos de Secundaria, que conforman la geografía escolar de nuestro país. La insigne escritora, que nos ha acompañado durante las dos últimas horas lectivas de este día, ha sido nada menos que Marta Sanz Pastor (Premio Herralde de Novela, Premio Ojo Crítico de Narrativa y finalista del Premio Nadal).
Su exposición ha sido comedida en el tiempo, para dar pábulo a un turno de preguntas en las que se observaba, por parte del alumnado de Bachillerato que llenó el Aula Magna del IES Monterroso, un interés muy significativo por la vida y obra de la autora. Asimismo, tanto en la ponencia como en el coloquio, la escritora Marta Sanz ha resaltado que la esencia de la literatura no se reduce solo a construir historias, también es necesario dar a los signos lingüísticos que se usen un valor poético o estético, para lo cual exige al escritor mucho esfuerzo y trabajo en la elaboración de un estilo intrépido y alejado de lo ramplón y acomodaticio. También, se ha definido como autora versátil que cultiva diferentes paradigmas o subgéneros literarios con objeto de buscar lectores y no clientes que constriñan su capacidad creadora y libre. Por esta razón, sus obras están preñadas de ideas que propenden a desafiar la inteligencia del lector y “meterle el dedo en los ojos” para que reaccione en un enfrentamiento de ideas entre obra y lector. Y en esa lucha no hay inspiración, sino trabajo, no hay metafísica, sino una razón literaria formalizada en obras que llevan a esa dialéctica con la vida cotidiana (“escuchar a una comunidad de vecinos”, “el dolor físico y emocional del cuerpo”, etc.). Con gran sabiduría y humor, nos resaltó varias anécdotas de su infancia y adolescencia que alumbraron su camino como escritora: el momento de la no elección de un pintor para retratarla, de ahí extrajo el acertado descubrimiento de que la literatura era la mejor textura para “contarse”, y la anécdota de un desengaño amoroso que le llevó a una construcción literaria sin autocensuras y armada de fuerza estética. Realmente, podríamos seguir historiando otros momentos muy interesantes vividos por todos, alumnado y docentes, pero no podemos menos que terminar agradeciendo la generosidad y el trato recibido por Marta Sanz y resaltando que no solo se yergue como una gran escritora capaz de no dejar indiferentes (“indemnes”) a sus lectores y oyentes, sino también como una excelente persona que con su sonrisa y trato cercano nos ha llenado a todos de esa fraternidad comunicada por su palabra y también por su bella prosa.