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Las comunidades lingüísticas nunca cesan de modificar su lengua, especialmente el léxico. Se trata, por una parte, de nombrar nuevas realidades y, por otra parte, de adaptarse a las necesidades comunicativas según determinados valores psicológicos y sociales.
Entre los galicismos, préstamos lingüísticos que el castellano ha tomado del francés, podemos destacar que muchos de hechos fueron introducidos durante la Edad Media y a partir del siglo XVlll. Algunos ejemplos son: paje, bastón, salvaje, bufanda, equipaje… Igualmente, encontramos términos que aún no han sido asimilados y mantienen su forma original y una pronunciación parecida a la del francés de procedencia como ocurre con croissant, butique…
Los neologismos se pueden definir como palabras de nueva creación que pueden haberse incorporado a nuestro idioma oficialmente o estar en proceso de incorporación, pero que se usan con frecuencia en contextos coloquiales. Representan la naturaleza cambiante del lenguaje, siempre en constante evolución. Los hablantes creamos nuevas palabras que no existían hasta ahora o le damos nuevos significados a palabras ya existentes.
Además, otras palabras que ya existían han adoptado nuevos significados. Por ejemplo, decimos navegar cuando nos movemos por la Red, enlazar, para expresar el acceso a contenidos mediante hipervínculos (otro neologismo), etc.
Los falsos amigos son palabras de dos idiomas que, a pesar de asemejarse en su forma, tienen significados distintos. Por ejemplo, en francés existe el nombre dos que se parece mucho a la palabra española dos. Sin embargo, sus significados son distintos: el dos español se traduce como deux en francés; mientras que el dos francés significa espalda en español.
En la siguiente tabla encontrarás algunos falsos amigos en francés y español. Los falsos amigos están en las dos columnas del centro y las traducciones correctas en los extremos.