2.2. A veces se pierden el gusto y el olfato
Las enfermedades del olfato y del gusto, aunque poco conocidas, pueden tener un gran impacto sobre nuestras vidas, puesto que estos sentidos contribuyen sustancialmente a nuestro disfrute de la vida.
También nos informan de los peligros, como el fuego, los gases tóxicos y la comida contaminada, sin contar con que algunas profesiones requieren que estos sentidos sean excelentes: cocineros, bomberos, catadores, etc.
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El olfato y el gusto pueden perderse parcial o totalmente como consecuencia de múltiples factores:
- La edad es uno de ellos. En particular, la pérdida del sentido del olfato es muy frecuente en las personas ancianas.
- Las lesiones neurológicas (en los nervios o el cerebro) son las principales causas de pérdida de olfato y gusto. Pueden ser congénitas o consecuencia de algún traumatismo (un golpe) en la cabeza. No suelen ser reversibles.
- Cualquier tipo de infección o inflamación del tracto respiratorio superior (resfriados, alergias, rinitis, sinusitis, etc.) o de la boca (inflamaciones de la lengua, gingivitis, herpes, etc.) suele afectar a la capacidad de oler y saborear, pero normalmente de forma reversible.
- La presencia de pólipos nasales.
- Trastornos hormonales.
- Problemas dentales o la presencia de prótesis dentales.
- Exposición prolongada a ciertos productos químicos como insecticidas.
- Ciertos medicamentos como antibióticos y antihipertensivos.
- La radioterapia en los pacientes con cáncer en la cabeza o el cuello.
- También ciertas enfermedades del sistema nervioso central, como la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer.
- Los pacientes laringectomizados (a los que se extirpado la laringe), comúnmente se quejan de pérdida del olfato y el gusto.
Para preservar en perfectas condiciones nuestros sentidos del gusto y del olfato debemos seguir ciertos consejos sencillos:
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- No exponernos a sustancias químicas irritantes o usar protecciones adecuadas al manejarlas.
- No abusar de las comidas muy condimentadas, en particular de las picantes.
- No fumar ni beber alcohol.
- Mantener una adecuada higiene bucal: dientes, encías y lengua.
Pero sobre todo el humo del tabaco deteriora considerablemente la capacidad de identificar olores y disminuye el sentido del gusto.
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